jueves, 23 de julio de 2015

Bendito chupete

Podrá tener mala prensa, pero el chupete, chupón o como quieran llamarlo es el mejor invento para una madre, además de los pañales descartables (uf de solo pensar que yo usé pañales de tela me compadezco de mi madre). Siempre que pienso en estas 2 cosas me apiado de las madres que no pudieron gozar de estos beneficios.

Imagínense estar parada en el tráfico con tu bebé en el coche a los gritos locos, y no tener nada que darle para calmarlo, más que esperar a que se le pase, o morir en el intento. Imagínense esas colas en el supermercado, o cuando estás en la sala de espera del pediatra, que sieeeempre está retrasado, y tu bebé llora, y no tienes como lograr calmarlo. Otra vez, insisto…bendito chupete. De hecho, el nombre en español es asqueroso, y llama a mil obscenidades…pero los gringos en eso sí que supieron encontrarle el mejor nombre: pacifier. Eso es! Es lograr la paz cuando nada parece lograrlo.

Quiero confesar que detesto esas miradas juiciosas, y ni hablar esos comentarios, cuando le das el chupete a tu bebé, y la gente (siempre muy desubicada) te dice: “Cuidado, yo no te lo recomiendo, no lo malacostumbres, no es bueno el chupete”, o sino peor…cuando te dicen “después va a sufrir cuando se lo tengas que quitar”. Si, va a sufrir, ok, pero como todo lo que va a tener que aprender, como cuando pase a mi bebé de su moisés a la cuna, o le quite sus pañales, o su osito preferido se pierda en algún viaje, todo en la vida tiene un ciclo, y mientras tanto…se goza!

Me acuerdo que en Argentina, había un show de niños con Carlitos Balá, muchos seguro mientras leen esta línea se sonríen…verdad? Y este hombre se caracterizaba por tener un chupetómetro, donde los niños íbamos a dejar ahí su chupón para despedirnos. Cuantos padres nos han estafado y nos han dicho que nuestro chupete ahí descansaba!!! Era como un cementerio de chupetes, y entonces así te despedías de él, y sabías que allí yacía en paz.

Ahora ya no existe Carlitos Balá, pero seguramente encontraremos otra forma de dejarlo cuando nos toque. Quiero confesar que esta vez, no será mi bebé la más afectada, yo voy a estar más triste de dejar a este verdadero amigo que tantas alegrías me ha traído. Es como cuando uno decide dejar de fumar o dejar de tomar…perdemos a nuestro gran compañero, no?

Así que bienvenido a nuestras vidas desde los primos días querido chupete, gracias por existir!!!



jueves, 16 de julio de 2015

Todo es una cuestión de logística

Salir de casa es todo una aventura y una decisión. Llegar a horario…olvídalo, requiere mucha práctica.

El kit de supervivencia para un bebé requiere de varios componentes, unos están fijos, y otros son variables, pero todos al final de cuentas son necesarios para poder salir a la calle. No importa si es una distancia de 5 km, o de 500 km. Esto es lo mínimo, es como cuando salimos de viaje. Puedes quizá prescindir de un par de zapatos, pero el beauty kit no cambia de tamaño, sin importar si es por el fin de semana o por el mes completo, necesitamos tenerlo todo!

Empecemos por el cambiador portátil o pañalera, que contiene pañales, toallitas húmedas, crema para las rozaduras, y todo viene en un hermoso sobre que se abre para poder cambiar al bebé sobre ella. Luego tenemos el kit de lactancia, que contempla en baby poncho, para no exponerte al 100% mientras amamantas a la bestia, junto con baberos, trapitos para limpiar el reflujo, y los asquerosos pero a veces necesarios pads antiderrames (Solo las lactantes en abundancia saben a lo que me refiero). Sumado a esto, viene una bolsita mas con un cambio de ropa completo, una bolsita para el pañal y ropa sucia y mínimo un juguete. Pero no crean que esto es todo! Además, el rebozo, que tanto uso, también es material importante.

Antes de salir, además de todo esto, es necesario llevar una colchita y el CHUPETE!!! Ohhhh! Ya van varias veces que en el elevador me doy cuenta que me falta el bendito chupete…Entonces volvemos a buscarlo, con la bolsa montada en mi hombro a punto de explotar, cargando en el otro brazo a la bebé, y tratando de presionar el botón del elevador con el codo, o incluso con el pie. Te conviertes en un pulpo, y no imaginaba todo lo que podía hacer con un solo dedo libre que te queda. Llegas al coche…y chan!  Mientras suena tu celular, te das cuenta que las llaves están dentro de tu bolsa.

Esta odisea no acaba aquí porque ahora es momento de poner a mi bebé en su car seat, con una mano, mientras ruego que no llore porque me demoraría más el proceso de abrocharla. Suena mi teléfono otra vez, y es mi esposo. Y me pregunta por qué no atendí su llamada, que le urge que le responda algo y olvidó decirme que necesita un desodorante porque el último se lo llevó al casillero del club. Le trato de explicar que hace 15 mins estoy en el proceso de salir, pero no tiene sentido. Los llantos explotan y ya no puedo escucharlo. Estoy atrasada. Y estresada. Y aún no salí de casa. Ahora hay que calmar a la princesa. Ya no me espero a calentar el coche, apretó el acelerador, para que la criatura se calme y ruego que el tráfico no me acompañe, porque empeoraría las cosas.

Salimos! Lo logramos! Ahora mientras manejo, reviso el waze, y miro por el retrovisor a la reina. Se vomitó…un poquito…ni modo…que me espere a llegar. Prendo la radio, y conecto el spotify con mis playlists de baby nursery rythmes para escuchar el hit “Head & Shoulders, Knees and Toes”.

La logística se practica y se mejora, no crean que hoy ya no lo tengo cronometrado. El problema son los imprevistos. El vomitito y el cambio del pañal una vez q estas en la puerta apunto de salir, son los recurrentes. Pero cada día es una aventura nueva, y surgen otras más que no estaban en tu plan...que lo único que hacen es sumar más cosas al kit de supervivencia.



lunes, 13 de julio de 2015

Olor a búfalo

Es lunes. Son las 5.30 pm. Y todavía estoy en pijama, y por supuesto sin haberme podido bañar.

Un día típico en la vida de una madre con un bebé de apenas 2 meses, que lo único que ha hecho en el día fue: dar de comer, cambiar pañales, vestir al bebé, cambiarla a los 5 mins porque se vomitó, entretenerla, dormir a la bestia, limpiarle los mocos y las lagañas (un misterio lo que desarrollan estas mini personitas),  y volver a empezar con este ciclo, desde las 3 am, hasta ahora. Esto es la delicia de la maternidad. El trabajo 24-7 no remunerado.

Antes de seguir con este primer momento del blog, les quiero aclarar que soy una mamá feliz!!! Y esto esto es una herramienta de humor y escape… y de realidad. No me malinterpreten, nadie nos obliga a ser madres, y por lo menos yo lo estoy disfrutando. Pero todo viene con un costo. Hoy es el costo de oler a búfalo y no haberme podido bañar. Pero hay más, y se los estaré compartiendo con el correr de las entradas al blog.

Otra aclaración importante es q mientras escribo con una mano, y perdón por la intimidad, con la otra sostengo a mi hermosa criatura mientras succiona mis tetas sin parar, en modo automático, como un parásito que chupa mi sangre color blanco.

Recuerdo el embarazo como algo lejano. Esos primeros meses que te sentís rara, que poco a poco vas contando la feliz noticia, y vas notando que tu cuerpo se va deformando y nada es tan sexy como lo imaginabas. Bueno, eso empeora después de dar a luz. Antes por lo menos lo gordita y deforme tenía cara de dulzura. Ahora el brassier no te alcanza para tratar de sostener el peso del oro líquido que produces, y en tu cajón descansan esos conjuntos de lencería que comprabas sin parar pensando en usarlos muchas veces. Te doy un consejo: no lo guardes! Solo van a deprimirte y ponerse viejos.

Pero volvamos al tema inicial. Al olor a búfalo. Ya se hicieron las 7 pm. Y sigue el corre y corre. Viene la parte del dia que te das cuenta que no solo no te bañaste, sino que la cena está sin preparar, y la niña quiere comer, le falta su baño, lectura y dormida, para luego poder  “vivir” un espacio de calma con tu pareja, batallando con el cansancio que tus ojos denotan cerrándose de a poco, mientras intentas mantener una conversación de adultos, que no logras involucrarte ni entender al 100%.

Bienvenidos a Mamaland, este planeta que es como el ying y el yang, una explosión de sensaciones mientras tratamos de sobrevivir y vivir en él.