Es lunes. Son las 5.30 pm. Y todavía estoy en
pijama, y por supuesto sin haberme podido bañar.
Un día típico en la vida de una madre con un
bebé de apenas 2 meses, que lo único que ha hecho en el día fue: dar de comer,
cambiar pañales, vestir al bebé, cambiarla a los 5 mins porque se vomitó,
entretenerla, dormir a la bestia, limpiarle los mocos y las lagañas (un
misterio lo que desarrollan estas mini personitas), y volver a empezar con este ciclo, desde las 3
am, hasta ahora. Esto es la delicia de la maternidad. El trabajo 24-7 no
remunerado.
Antes de seguir con este primer momento del
blog, les quiero aclarar que soy una mamá feliz!!! Y esto esto es una
herramienta de humor y escape… y de realidad. No me malinterpreten, nadie nos
obliga a ser madres, y por lo menos yo lo estoy disfrutando. Pero todo viene
con un costo. Hoy es el costo de oler a búfalo y no haberme podido bañar. Pero
hay más, y se los estaré compartiendo con el correr de las entradas al blog.
Otra aclaración importante es q mientras
escribo con una mano, y perdón por la intimidad, con la otra sostengo a mi
hermosa criatura mientras succiona mis tetas sin parar, en modo automático,
como un parásito que chupa mi sangre color blanco.
Recuerdo el embarazo como algo lejano. Esos primeros
meses que te sentís rara, que poco a poco vas contando la feliz noticia, y vas
notando que tu cuerpo se va deformando y nada es tan sexy como lo imaginabas.
Bueno, eso empeora después de dar a luz. Antes por lo menos lo gordita y deforme
tenía cara de dulzura. Ahora el brassier no te alcanza para tratar de sostener
el peso del oro líquido que produces, y en tu cajón descansan esos conjuntos de
lencería que comprabas sin parar pensando en usarlos muchas veces. Te doy un consejo:
no lo guardes! Solo van a deprimirte y ponerse viejos.
Pero
volvamos al tema inicial. Al olor a búfalo. Ya se hicieron las 7 pm. Y sigue el
corre y corre. Viene la parte del dia que te das cuenta que no solo no te
bañaste, sino que la cena está sin preparar, y la niña quiere comer, le falta
su baño, lectura y dormida, para luego poder “vivir” un espacio de calma con tu pareja,
batallando con el cansancio que tus ojos denotan cerrándose de a poco, mientras
intentas mantener una conversación de adultos, que no logras involucrarte ni
entender al 100%.
Bienvenidos a Mamaland, este planeta que es
como el ying y el yang, una explosión de sensaciones mientras tratamos de
sobrevivir y vivir en él.
Me encanta belleza! Es todo con lo que me han amenazado mis amigas por años. Me imagino que ver esa carita en la mañana lo borra todo! En hora buena a los dos! Espero verte pronto!!
ResponderEliminares una delicia pasar por esta etapa amiga! y es tal como dices...esa carita, y todo resulta priceless. Un beso enorme para Uds tb. te pienso siempre....
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